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Persona en la playa tocándose los ojos mientras usa lentillas, ilustrando los riesgos de bañarse con lentes de contacto en verano.
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Dr. Salvador Nebro Cobos

¿Puedo bañarme con lentillas en la piscina o el mar? Riesgos y recomendaciones para tus ojos este verano

Con la llegada del verano, las playas, piscinas y días de sol se convierten en el escenario ideal para disfrutar del tiempo libre. Sin embargo, para los usuarios de lentes de contacto, una pregunta frecuente y muy importante surge cada año: ¿es seguro bañarse con lentillas? La respuesta corta es no, pero veamos por qué, cuáles son los riesgos y qué alternativas existen para cuidar tu salud ocular sin renunciar a una buena visión durante las vacaciones.

¿Por qué no se recomienda bañarse con lentillas?

Bañarse con lentillas, ya sea en la piscina, en el mar o incluso en la ducha, no es una práctica segura y puede tener consecuencias graves para la salud visual. Aunque muchas personas lo hacen por comodidad o por necesidad de ver bien, lo cierto es que el agua —incluso la que parece limpia— nunca es completamente estéril, y puede suponer un riesgo importante al combinarse con el uso de lentes de contacto.

Las lentillas están fabricadas con materiales porosos que permiten el paso del oxígeno a la córnea, lo cual es fundamental para mantener el ojo sano. Sin embargo, esta porosidad también las convierte en una superficie ideal para que se adhieran microorganismos, especialmente cuando entran en contacto con agua contaminada.

Principales motivos por los que está desaconsejado su uso en el agua:

1. Riesgo elevado de infecciones oculares

El principal peligro de usar lentillas en el agua es el aumento significativo del riesgo de sufrir infecciones oculares. El agua (de piscinas, ríos, lagos, mar o incluso del grifo) puede contener bacterias, virus, hongos y protozoos.
Cuando estos microorganismos quedan atrapados entre la lentilla y el ojo, pueden desencadenar infecciones severas como:

2. Contaminación por Acanthamoeba: una amenaza real y grave

La Acanthamoeba es un protozoo que se encuentra comúnmente en aguas dulces, piscinas, sistemas de agua corriente y suelo húmedo. La ameba resiste la cloración de las aguas. Si entra en contacto con un ojo portador de lentillas, puede causar una infección rara pero extremadamente grave llamada queratitis amebiana que puede acabar en transplante de córnea.

Esta patología es difícil de diagnosticar en fases iniciales, muy dolorosa y, en casos avanzados, puede provocar pérdida visual permanente o incluso requerir un trasplante de córnea. Aunque su frecuencia es baja, el riesgo aumenta notablemente con el uso de lentillas en ambientes húmedos.

3. Irritación e inflamación ocular

El cloro presente en las piscinas o la sal del agua marina no solo alteran el pH natural del ojo, sino que pueden quedar atrapados bajo la lente, provocando irritación, picor, enrojecimiento y sensación de arenilla.
Esto es especialmente frecuente si la persona abre los ojos bajo el agua o permanece mucho tiempo con las lentes puestas tras el baño.

4. Desplazamiento, pérdida o daño de la lentilla

El contacto con el agua también puede hacer que la lente se desplace, se pliegue o incluso se salga del ojo. En el caso de las lentillas blandas, el material se vuelve más flexible cuando se moja, lo que puede alterar su forma y aumentar la incomodidad o el riesgo de lesiones al intentar recolocarla sin la debida higiene.

5. Limitación de la capacidad natural de defensa del ojo

El ojo humano posee un sistema natural de protección frente a agentes externos, incluyendo la película lagrimal y los párpados. El uso de lentillas reduce esta defensa, especialmente cuando se altera el entorno ocular con cloro, sal, gérmenes o cosméticos resistentes al agua.
Además, la lente puede actuar como una «esponja» que retiene el agente patógeno más tiempo del que permanecería en un ojo sin lentilla, aumentando las probabilidades de infección.

6. Falsa sensación de seguridad

Muchos usuarios piensan que si no abren los ojos bajo el agua o si solo se bañan por poco tiempo, no hay problema. Sin embargo, basta una mínima salpicadura o humedad para contaminar la lente. Incluso ducharse con las lentillas puestas puede suponer un riesgo si el agua entra en contacto con los ojos.

¿Y si uso lentillas diarias? ¿Es igual de peligroso?

Esta es una de las dudas más frecuentes que recibimos en consulta durante los meses de verano. Muchos pacientes creen que, al utilizar lentillas desechables diarias, están protegidos frente a los riesgos de bañarse con ellas puestas. Aunque es cierto que las lentes diarias reducen parte del riesgo, no eliminan el peligro por completo.

Las lentillas diarias están diseñadas para un solo uso: se colocan por la mañana y se desechan al final del día, sin necesidad de estuches ni soluciones de limpieza. Esta característica las hace más higiénicas, ya que se minimiza la manipulación y el tiempo de exposición a posibles contaminantes. Pero eso no las convierte en seguras frente al agua.

¿Por qué siguen siendo peligrosas aunque sean de un solo uso?

  1. La estructura de la lentilla sigue siendo porosa
    Al igual que las lentillas reutilizables, las diarias están fabricadas con materiales hidrogel o hidrogel de silicona que permiten el paso de agua, oxígeno… y microorganismos.
    Si se mojan en el mar, piscina, río o incluso bajo la ducha, pueden absorber y retener patógenos durante el tiempo que permanezcan en el ojo.
  2. El riesgo de infección sigue existiendo mientras permanezca en contacto con el ojo
    Aunque luego se deseche, una lentilla contaminada puede haber causado daño en apenas minutos si ha estado en contacto con agentes como bacterias o protozoos. El simple hecho de mantenerla puesta tras mojarse puede permitir que los microorganismos colonicen la córnea.

No protegen frente a irritaciones químicas o mecánicas
El cloro, la sal, los productos solares o la arena pueden quedar atrapados entre la lentilla y la superficie ocular, provocando irritación, enrojecimiento, lagrimeo o microabrasiones, aunque se trate de una lente nueva.

¿Cuándo son una opción aceptable?

Nunca lo más seguro es evitar el uso de lentes de contacto en cualquier entorno acuático.

¿Qué alternativas tengo para ver bien y proteger mis ojos en el agua?

Aunque la mejor opción es no usar lentillas al nadar, entendemos que muchas personas con graduación visual moderada o alta necesitan alternativas para poder disfrutar del baño sin renunciar a una visión nítida. A continuación, te mostramos las opciones más seguras y recomendables:

1. Gafas de natación graduadas

Una solución práctica y cada vez más popular. Estas gafas permiten nadar, bucear y realizar actividades acuáticas con buena visión y total seguridad. Actualmente hay dos opciones principales:

  • Graduación estándar: gafas con dioptrías genéricas (por ejemplo, -2.0, -3.5, -4.0, etc.), útiles para miopes con graduación baja o media.
  • Graduación personalizada: gafas hechas a medida con tu receta exacta, ideales para quienes tienen astigmatismo o alta miopía/hipermetropía.

Este tipo de gafas no solo mejoran la visión bajo el agua, sino que protegen completamente los ojos del contacto con el agua, evitando infecciones o irritaciones.

2. Lentes de contacto desechables diarias + gafas de natación estancas

Si por motivos prácticos prefieres seguir usando lentillas durante tus vacaciones, esta es la combinación menos arriesgada, siempre que:

  • Utilices lentillas de un solo uso, que se desechan al terminar la actividad acuática.
  • Lleves gafas de natación estancas y bien ajustadas, que impidan la entrada de agua.
  • No abras los ojos bajo el agua sin gafas.
  • Te retires las lentillas inmediatamente tras el baño.

Esta combinación es frecuente entre usuarios esporádicos que necesitan una visión puntual y no disponen de gafas de natación graduadas.

3. Cirugía refractiva láser (LASIK, PRK, SMILE)

Para quienes buscan una solución definitiva, la cirugía refractiva puede eliminar la necesidad de lentillas o gafas. Las técnicas actuales permiten corregir miopía, hipermetropía y astigmatismo con altos niveles de seguridad y precisión.

Una vez superado el período de recuperación posoperatorio, los pacientes pueden realizar actividades acuáticas sin lentillas ni gafas, sin riesgos añadidos para la córnea.

Importante: si te has sometido recientemente a una cirugía ocular, consulta siempre con tu oftalmólogo antes de bañarte, ya que los primeros días o semanas son críticos para evitar infecciones.

4. Uso de gafas de sol polarizadas para deportes acuáticos (cuando no se requiere visión bajo el agua)

En actividades como surf, paddle surf o navegación, donde no se bucea ni se abre el ojo bajo el agua, las gafas de sol deportivas polarizadas son una opción excelente. Existen modelos con clip graduado o lentes intercambiables que combinan protección UV, sujeción y graduación.

¿Qué dice la ciencia sobre el uso de lentillas y agua?

Diversas sociedades científicas oftalmológicas coinciden en una recomendación clara: nunca debe usarse lentes de contacto al nadar, ducharse o en jacuzzis.

¿Qué hacer si se mojan las lentillas?

Aunque hayas tomado precauciones, puede ocurrir que las lentillas se mojen por accidente al bañarte en la piscina, el mar, una ducha o incluso por salpicaduras. En estos casos, es fundamental actuar con rapidez y de forma adecuada para evitar complicaciones oculares.

1. Retíralas inmediatamente

No esperes a notar molestias. El contacto con agua puede contaminar la superficie de la lentilla con microorganismos, algunos potencialmente peligrosos (como Acanthamoeba).

Retira la lentilla con las manos limpias y sécalas con papel antes de manipular los ojos.

2. Desecha la lentilla si es desechable (diaria)

Si se trata de una lente de contacto de uso diario, lo más seguro es tirarla directamente, incluso aunque solo se haya mojado levemente. No intentes limpiarla ni reutilizarla más tarde.

3. Si es reutilizable (mensual o quincenal), NO la conserves ni la limpies

Aunque utilices soluciones de limpieza o líquidos desinfectantes, no es posible eliminar completamente algunos patógenos resistentes, como el protozoo Acanthamoeba.

Por tanto, lo más seguro es desechar la lentilla igualmente, incluso si es de uso prolongado.

4. Observa tu ojo durante las siguientes horas

Presta atención a cualquier síntoma ocular anormal, aunque sea leve:

  • Enrojecimiento
  • Picor o escozor
  • Dolor ocular
  • Sensación de cuerpo extraño
  • Visión borrosa
  • Fotofobia (molestia a la luz)

Si aparece alguno de estos signos, acude cuanto antes a tu oftalmólogo, ya que podrías estar desarrollando una infección o inflamación.

5. No te pongas una nueva lentilla de inmediato

Aunque deseches la anterior, es recomendable esperar unas horas o incluso hasta el día siguiente antes de ponerte una nueva. Así permites al ojo recuperarse del posible contacto con agua y reduces el riesgo de irritación o sobreinfección.

Puedes usar tus gafas como alternativa temporal hasta que el ojo esté completamente estable.

6. Alivia posibles molestias con lágrimas artificiales

Si notas sequedad o irritación leve tras el contacto accidental con agua, puedes aplicar lágrimas artificiales sin conservantes para restaurar la película lagrimal y aliviar los síntomas.

Evita colirios con vasoconstrictores o medicamentos sin prescripción.

¿Y los niños que usan lentillas?

Cada vez más adolescentes utilizan lentes de contacto. En estos casos, las precauciones deben ser aún mayores. Si no es posible evitar su uso, combinar lentillas diarias con gafas de natación bien ajustadas puede ser la única alternativa aceptable.

¿Qué pasa con las lentillas estéticas o de colores?

En verano muchas personas optan por lentillas cosméticas. Estas también presentan los mismos riesgos si se usan en el agua, especialmente si no han sido adaptadas por un profesional.

¿Me puedo bañar con lentillas en una bañera, jacuzzi o piscina privada?

Aunque parezcan entornos más controlados, el riesgo sigue presente. Ningún tipo de agua es segura para las lentilla.

Cuida tus ojos después del baño

Incluso si no usas lentillas, el cloro o la sal pueden resecar los ojos. Se recomienda aplicar lágrimas artificiales sin conservantes tras el baño.

Consejos prácticos si vas a usar lentillas en verano

Aunque lo más recomendable es evitar el uso de lentes de contacto en actividades acuáticas, entendemos que en verano hay situaciones en las que se siguen utilizando por comodidad, deporte o estética. Por eso, aquí van una serie de recomendaciones esenciales que todo usuario de lentillas debería tener en cuenta durante el verano:

1. Prioriza el uso de gafas siempre que sea posible

Cuando no estés en el agua, usa gafas graduadas como opción más segura y cómoda. Además de evitar el riesgo de infecciones, te protegerán del viento, el polvo, la arena o la exposición solar directa.

2. Si vas a usar lentillas, que sean de uso diario

Durante el verano, especialmente en vacaciones o entornos con agua, evita completamente las lentillas mensuales o reutilizables.
Las lentes desechables diarias son mucho más seguras, ya que:

  • Se estrenan cada día.
  • Se desechan tras su uso.
  • Reducen notablemente el riesgo de infecciones si se mojan o contaminan.

3. Combínalas con gafas de sol homologadas

El sol intenso del verano puede dañar la superficie ocular. Si usas lentillas durante el día, protégelas siempre con unas gafas de sol con filtro UV400 certificado.
Esto evita:

  • Irritación ocular.
  • Sequedad por exposición prolongada.
  • Mayor riesgo de lesiones corneales por radiación ultravioleta.

4. Nunca nades con lentillas sin protección

El contacto con agua es peligroso para los usuarios de lentillas. Si necesitas llevarlas:

  • Utiliza siempre lentillas diarias desechables.
  • Combínalas con gafas de natación estancas y bien ajustadas.
  • No abras los ojos bajo el agua ni bucees sin protección.

5. Lleva siempre contigo lágrimas artificiales

Durante el verano, los ojos tienden a resecarse más debido al calor, el aire acondicionado y el ambiente seco. Si usas lentillas:

  • Aplica lágrimas artificiales sin conservantes varias veces al día.
  • Especialmente tras el baño, los viajes en avión o exposiciones prolongadas al sol o viento.

6. Lávate y sécate bien las manos antes de manipular tus lentillas

Una buena higiene es fundamental. Antes de ponerte o quitarte las lentillas:

  • Lávate las manos con agua y jabón.
  • Sécalas con una toalla limpia y sin pelusas.
  • Evita tocarte los ojos con las manos mojadas o sucias, sobre todo en playas y piscinas.

7. Prepara un kit de emergencia visual para tus vacaciones

En verano, más que nunca, conviene llevar contigo un pequeño estuche con lo esencial:

  • Tus gafas como alternativa.
  • Lentes de contacto de repuesto (si usas diarias).
  • Lágrimas artificiales.
  • Espejo portátil.
  • Solución salina o limpiadora (si usas lentillas de reemplazo).
  • Toallitas limpias o toallitas oftálmicas individuales.

8. No ignores las molestias oculares

En verano se incrementan las infecciones, alergias y traumatismos oculares leves. Si usas lentillas y notas:

  • Picor, escozor, dolor o sensación de arenilla.
  • Ojo rojo o lagrimeo constante.
  • Visión borrosa o sensibilidad a la luz.

Retira inmediatamente la lentilla y acude al oftalmólogo. No esperes a que empeore. Muchas complicaciones se pueden prevenir si se actúa a tiempo.

Conclusión: disfruta del verano, pero protege tu salud visual

El verano aumenta ciertos riesgos oculares, especialmente entre quienes usan lentillas. Con prevención e higiene puedes disfrutar sin comprometer tu visión.

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