Mucha gente asocia la rosácea a un problema inflamatorio crónico o recidivante de la piel, porque es la forma más común en la que se manifiesta. Sin embargo, pocos saben que también existe una rosácea ocular, con síntomas y tratamientos análogos, sustituyendo la piel por la conjuntiva.
Hoy veremos qué es la rosácea ocular, cuáles son las posibles causas, qué síntomas tiene y qué factores los empeoran. Por último, repasaremos los tratamientos oftalmológicos. Al enfrentarnos a una patología crónica, entendiendo como tal que puede y suele volver a presentarse, es importante ponerse en manos de un oftalmólogo experimentado, como el Dr. Nebro, para que explique al paciente cómo necesita cuidar los ojos y los párpados durante los episodios agudos y cómo ha de ser la higiene entre esos episodios.
¿Qué es la rosácea ocular?
La rosácea ocular es una enfermedad crónica de la piel y de los ojos —en concreto de la conjuntiva—, de carácter inflamatorio. Parece más frecuente en personas que, a su vez, presentan otras enfermedades de la piel relacionadas con procesos inflamatorios y con una merma en la efectividad defensiva de la barrera natural que constituyen la piel y las mucosas, como es el caso de la psoriasis y el síndrome de Stevens-Johnson.
La rosácea de los ojos puede afectar solo a la conjuntiva, solo a los párpados o a ambos.
¿Qué síntomas presenta una persona con rosácea ocular?
Los síntomas oculares pueden confundirse con los de una conjuntivitis alérgica o fatiga visual: lagrimeo, picor, enrojecimiento ocular, visión un poco borrosa en ciertos momentos (por el lagrimeo).
En la piel, se puede apreciar o no eccema, aunque es común que el paciente sienta también molestias.
La inflamación causada por la rosácea en estas estructuras (piel palpebral y conjuntiva) aumenta el riesgo de sufrir infecciones como la conjuntivitis, los orzuelos o el chalazión.
¿Cuáles son las causas de esta enfermedad?
No tenemos claras las causas de este problema o, mejor dicho, sabemos que no es única. Algunos estudios clínicos parecen reforzar la hipótesis de la existencia de cierta predisposición genética en pacientes con varios casos dentro de su familia directa. A veces, se transmite de padres a hijos, pero no se trata de un gen autosómico dominante.
En otros casos, la rosácea ocular es ambiental, pero los factores pueden variar de un paciente a otro. En algunos casos, existe un umbral de tolerancia. Por ejemplo, si la contaminación ambiental influye negativamente en el caso de un paciente, lo más probable es que se sienta peor cuando hay muchas partículas sólidas en suspensión por la ausencia de lluvias. Si otro paciente es alérgico al polen, empeorará en primavera, pese a la existencia de especies que florecen en verano.
Vamos a ver esta lista de posibles agentes ambientales responsables de la rosácea, cuando afecta a la conjuntiva o a la piel de los párpados:
- Alimentación desequilibrada o muy rica en picantes, sal, cafeína…
- Consumo de alcohol o de tabaco.
- Sudor debido a un clima muy caluroso o a la práctica de ciertos deportes.
- Estrés y ansiedad, especialmente si se prolongan en el tiempo.
Tratamiento para la rosácea ocular
Antibiótico y corticoides en casos graves
Si la crisis, que suele durar entre 1 y 3 semanas, ha permitido que se produzca una infección bacteriana, prescribimos un tratamiento antibiótico en forma de colirio o de pomada para la zona periocular como primer paso.
Si el episodio es muy intenso y molesto, valoramos la conveniencia de prescribir corticoides también para los primeros días.
Higiene
Este punto es el principal cuando hablamos sobre cómo tratar la rosácea ocular. El paciente necesita esmerarse en la higiene de los párpados, utilizando solamente productos adecuados: no irritantes ni oclusivos. Por este motivo, siempre es mejor consultar con un oftalmólogo que solo con un dermatólogo.
Si suele haber enrojecimiento ocular, el oftalmólogo establecerá las causas y pautará un tratamiento a seguir siempre o solo si empeoran los síntomas. Puede ser algo tan simple como el uso de lágrimas artificiales, o la aplicación de antihistamínicos en épocas complicadas, por la presencia de alérgenos o por estrés.
También puede haber productos para la higiene de la piel y los ojos reservados a estos periodos donde el riesgo de episodios agudos es mayor.
Cambios en el estilo de vida
Como es lógico, conviene que el paciente abandone o, al menos, reduzca, esos hábitos que pueden empeorar los síntomas.
Para saber cuáles afectan, tenemos que suprimirlos por completo un tiempo, ver la evolución y, si acaso, probar a reintroducirlos con cuidado, observando si se producen cambios.
IPL
La terapia con luz pulsada intensa puede también mejorar los síntomas de la rosácea, ya que ayuda a restablecer el funcionamiento de las glándulas de Meibomio, las cuales están en los párpados y se ven afectadas en esta enfermedad.
La rosácea ocular afecta a párpados y a la conjuntiva, aunque los síntomas se pueden apreciar solo en uno de ellos o en ambos. Relacionada con un componente hereditario no determinante, empeora por una serie de factores ambientales. De no tratarse los episodios o crisis y sus complicaciones, podría terminar afectando a la visión con pronósticos poco favorables. Por ese motivo, y por la calidad de vida del paciente, insistimos en que adopte una serie de hábitos para reducir y espaciar estos brotes.