El derrame en el ojo, también llamado hemorragia subconjuntival o hiposfagma, aparece cuando hay una rotura en uno o varios capilares y se acumula sangre bajo la conjuntiva; como ésta es transparente la sangre se ve roja, tal cual es.
A pesar de que el derrame ocular es un proceso benigno, pues el ojo reabsorbe esa pequeña cantidad de sangre y no afecta a la visión, cuando aparece tras un traumatismo o es muy profusa, es necesario acudir a un oftalmólogo profesional para descartar que se trate de algo más serio y el sangrado sea un síntoma de aviso.
¿Qué es un derrame ocular?
Un derrame ocular es un sangrado leve que aparece bajo la conjuntiva. El contraste de la sangre con el color blanco del tejido suele causar gran alarma en el paciente. La extensión del sangrado puede variar desde ser un pequeño punto casi imperceptible hasta llegar a ocupar una extensión apreciable, pero si estamos ante un derrame sin más la visión no debe verse afectada y, además, la hemorragia debería ser puntual.
En la mayoría de los casos, el derrame aparece tras un traumatismo en el ojo, el impacto de una pequeña partícula sólida arrastrada por el viento sobre un párpado que no ha logrado cerrarse a tiempo o la mala costumbre de restregarse los ojos.
Pero el sangrado puede dar aviso de problemas en la presión arterial, o de una herida abierta en el propio ojo, por lo que no es aconsejable pensar solo en causas fortuitas. Si aparece derrame en el ojo con dolor de cabeza debemos prestar atención, aunque al final hayamos creado una falsa alarma.
¿Cómo saber si sufres un derrame en el ojo?
Es el paciente quien primero detecta la presencia de un derrame. Una mañana se levanta y, sin notar nada extraño, al verse en el espejo se asusta por esa mancha roja más o menos grande que tapa parte de la zona blanquecina. Otras veces, tras un impacto se observa cómo aparece una manchita que va creciendo a medida que transcurren los minutos o las horas.
Insistimos en que las causas del derrame ocular son diversas, siendo el derrame en sí benigno. En ocasiones, como vamos a ver, puede ser hasta predecible, lo que no implica que no requiera de una consulta.
Causas de derrame en el ojo: ¿por qué ocurre?
Para poder distinguir con certeza las causas del derrame en el ojo de un paciente, puede ser necesario realizar alguna prueba diagnóstica no invasiva, como la ecografía ocular. De ahí la importancia de ponerse no solo en manos de un oftalmólogo, sino de asegurarse de que este dispone de los medios diagnósticos precisos en caso de necesidad, como sucede con nuestra clínica oftalmológica.
Traumatismos
Es el motivo más frecuente de derrame en el ojo y el que no suele tener importancia, salvo en el caso de heridas abiertas o impactos importantes.
A veces, el paciente despierta con un pequeño derrame porque, como hemos dicho, se ha restregado los ojos con algo de fuerza, tal vez durante el sueño. Otras veces es capaz de establecer cuándo se produjo el impacto, pudiendo ir acompañado de molestias como lagrimeo o enrojecimiento ocular.
Infecciones víricas
Los procesos infecciosos que afectan a los ojos pueden favorecer la aparición de derrames, pero también hay enfermedades en las que el sangrado ocular es un síntoma. No se trata en estos últimos casos de derrames oculares sino de hemorragias más o menos persistentes, aunque comprendemos que como paciente no seas capaz de diferenciarlo. Tranquilo, nosotros sí.
Derrame ocular por estrés
Existe la creencia popular de que el estrés puede ser causa de derrame. En realidad no es una cuestión de estrés o de ansiedad, sino de cambios repentinos en la presión arterial. Aquí deberíamos contemplar desde una crisis nerviosa hasta un fuerte catarro.
Maniobras de Valsalva.
Maniobras como toses o vómitos pueden incrementar la presión en las venas y producir una rotura. Es una causa frecuente que no tiene importancia.
Derrame en un ojo sometido recientemente a cirugía láser
Cuando te sometes a cirugía ocular existe riesgo de derrame durante los días posteriores a la operación. En el caso de la cirugía láser el riesgo es mayor, pero estamos hablando de derrames benignos. No obstante, no dejes de informar a tu oftalmólogo.
Derrames oculares que se acompañan de otros derrames
Cuando el derrame ocular se acompaña de otros derrames, en el rostro o en cualquier otra parte del cuerpo, debes consultar con un médico de inmediato.
Hay circunstancias en las que estos derrames generalizados se deben a la toma de ciertos medicamentos, en especial anticoagulantes. Algunos antiinflamatorios de uso frecuente pueden empeorar un derrame si su ingesta coincide con el episodio.
Tratamiento de un derrame en el ojo
En realidad, el derrame en el ojo no tiene tratamiento porque el organismo reabsorbe la sangre en unos pocos días. Lo que es importante es distinguir si estamos ante este derrame benigno, esporádico, o se trata de un síntoma de otro problema.
Cuando el derrame en el ojo es un síntoma, se procede al tratamiento del paciente de la enfermedad causante o se reajusta la medicación en caso de ser la causa del derrame. En estos casos y cuando hay un trastorno vascular severo, lo fundamental no es la hemorragia subconjuntival.
Cuando aparece un sangrado debido al impacto de una partícula en la esclerótica o a una infección, tu oftalmólogo puede recetar algunos tratamientos para aliviar los síntomas que no son producidos por el derrame en sí, sino por el daño en el tejido. A veces se procede al uso de lágrimas artificiales durante unos días, o de continuo en caso de ojo seco, y puede ser aconsejable el uso profiláctico de un antibiótico.
Decimos que ha habido un derrame en el ojo cuando se rompe un capilar y aparece un leve sangrado. Un derrame no debe causar molestias como enrojecimiento generalizado o dolor ocular, aunque sí pueden aparecer estos síntomas cuando el derrame va asociado a enfermedades, algunas graves.
Por precaución, te recomendamos que consultes siempre con un oftalmólogo si sufres derrames con frecuencia o si recuerdas que el tuyo se debió a un traumatismo importante. En caso de no estar ante un derrame nada más, podría ser necesario realizar una serie de pruebas para conocer el estado real de ese ojo.